domingo, 25 de octubre de 2015

No era lo que decía.. Mi primera y trágica vez..

Ella se acercó a mi y me jaló del brazo, corrimos juntas hacia la salida, miró para ambos lados y me dijo: yo me voy con él, dile a Rubén que te lleve. Pero yo le dije a mi mamá que me iba a quedar en tu casa - respondí algo incómoda, pero vi como mi amiga desaparecía dentro de un taxi de la mano de su amante.
Rubén se acercó a mi algo sonriente y con una mirada pícara me dijo: ¿Y ahora? ¿Te llevo a tu casa?. No, yo le dije a mi mamá que iba a dormir con Fernanda en su casa y esta me cancela,  no puedo ir a mi casa - respondí algo nerviosa;  pues entonces nos vamos a la mía y hacemos hora - replicó mientras caminaba hacia un taxi y le daba su dirección.
Al llegar a la casa, la cual seguía oscura pues no prendió ninguna luz, me condujo por un pasillo de la mano hasta un cuarto amplio el cual tenía una enorme y bella cama en el centro,  una televisión moderna, el piso suave con alfombra y paz en el aire. Siéntate y deja tus cosas por ahí,  me dijo mientras se quitaba la casaca y colocaba su mochila en una silla.
Me tomó un momento darme cuenta que estaba sola en una casa que no era mía y con un hombre que muchas veces me había abrazado por la espalda a la fuerza y hasta robado un par de besos,  sin embargo yo estaba ahí por voluntad propia y decisión firme de perder a mis 19 años, eso que yo sentía ya hace rato debía haber perdido.
Vamos a bañarnos - dijo mientras volvía a sujetar mi mano y moverme de un lado a otro a tirones.
Entramos a un baño espacioso de color claro y bien ordenado, se paró frente al inodoro y empezó a orinar como si yo no estuviese ahí,  me quedé parada tras de él frente a la pared totalmente ruborizada y mirando hacia el techo. En otro momento me dijo: ya, vamos a bañarnos; mientras se desabotonaba la camisa blanca percudida por el día a día. Yo aún no hacía un solo movimiento y seguía como estatua pero esta vez ya mirandolo; de pronto se acercó a mi y me tomó por la parte delantera de la blusa, empezó a quitar boton por botón hasta que con la voz algo quebrada le dije que se detuviera porque tenía frio y yo no quería bañarme.
Con una sonrisa en el rostro terminó de desvestirse y se introdujo a la ducha,  yo seguía en la misma posición inicial pero esta vez con una mirada de horror en el rostro y un "Qué demonios hago aquí" en la cabeza,  quizá el pudo leer eso en mi frente pues me dijo: acércate y pasame el jabón,  ¿Puedes bañarme? - Seré tu vieja para bañarte seguro - respondí a la defensiva mientras me acercaba a él aún tímida.  Al cabo de un rato de enjabonarlo y mirar aterrada de vez en cuando esa pequeña cosa que colgaba entre sus piernas,  le pasé una toalla y le pedí que se secara pues podría enfermarse, me hizo caso y salimos de la ducha otra vez hacia aquel cuarto.
Una vez dentro se quitó la toalla y se metió dentro del suave y cálido edredón que cubría la cama;  por mi lado hice lo mismo pero permanecí en la esquina de la cama dejando un gran espacio entre él y yo,  encendí la televisión y busqué un canal de música.  Él se volteó y se hizo a un lado, entonces yo apagué la tv pues no quería interrumpir su descanso.
Con el cuarto totalmente en penumbra me acurruqué hacia mi izquierda y me cubrí hasta el rostro; de pronto él volteó y me tomó por la cintura,  empezó a besar mi cuello y acariciar mis piernas,  yo me quedé quieta sin mover un músculo sin embargo sentía que en cualquier momento mi corazón se salía de mi pecho.
En un momento lo vi encima mio quitandome la blusa sin despegar sus labios de mi cuello, revoloteando entre mis piernas como una polilla que al ir hacia la luz había quedado atrapada; con sus hábiles manos me despojó de toda la ropa y quedé desnuda, piel con piel y el aire cargado de jadeos y sudor.
Entre un beso y una mordida pude sentirlo dentro de mi sin la más mínima sensación de placer de la que mucho me hablaban mis amigas,  sólo sentí la húmedad de su miembro aún algo adormecido y tímido que buscaba compensar cada virtud que su dueño en conversaciones le había atribuido, incluso lo había hecho protagonista de miles de proezas y faenas dignas de actor porno.
Él me miraba mientras se esforzaba por hacer que mi cara de aburrimiento cambiara quizá a una más satisfecha sin embargo yo sólo sonreía para hacerlo sentir bien; tantas historias eróticas y vídeos porno no me habían preparado para tremenda desilusión ni siquiera los chinos.
En algún lapso de tiempo él terminó y yo aun mantenía mi sonrisa de consolación y resignación,  él fue a darse otra ducha y yo me coloqué mi ropa interior, al volver me miró y me dijo: tranquila,  es la primera vez,  cuando agarres más experiencia lo vas a disfrutar mucho más.  Yo no sabía si me lo decía enserio o sólo lo hacía para compensar que tenía más grande la boca que su pene.